La palabra inteligencia procede de inter (entre) y legere (leer, escoger) y es la capacidad de entender o percibir. Hay muchos tipos de inteligencia y todas suenan muy bien, siendo aspiracionales y deseables. La gran diferencia con las demás es que la artificial está disponible y todos podemos acceder ella. No sucede lo mismo con la emocional, la cognitiva, la interactiva… ya que son propias del que las tiene y/o las trabaja.

Tal y como hacemos en cada uno de los Encuentros con los suscriptores de interacciones.es, vamos a explorar la relación que podemos tener con la inteligencia artificial (IA) y, especialmente, si nos suma o nos resta como seres humanos profesionales de cualquier sector. Hablaremos de autoridad, de decisiones, de responsabilidades, de éxitos o fracasos, de excusas, de atrofias y de desarrollo y, sobre todo, hablaremos de dependencias que, como todas ellas, nos pueden debilitar y hacer olvidar todo nuestro potencial.

Y también descubriremos una solución de interacción para que nuestra relación con la IA nos ayude a optimizar nuestras capacidades, definiremos la jerarquía ideal en la que cada elemento (humano y artificial) deberían posicionarse para trabajar de manera creativa y constructiva y, en definitiva, para que esta herramienta nos permita seguir avanzando en nuestro instinto innato de evolución.