La palabra inteligencia procede de inter (entre) y legere (leer, escoger) y es la capacidad de entender o percibir. Hay muchos tipos de inteligencia y todas suenan muy bien, siendo aspiracionales y deseables. La gran diferencia con las demás es que la artificial está disponible y todos podemos acceder ella. No sucede lo mismo con la emocional, la cognitiva, la interactiva… ya que son propias del que las tiene y/o las trabaja. Tal y como hacemos en cada uno de los Encuentros con los suscriptores de interacciones.es, vamos a explorar la relación que podemos tener con la inteligencia artificial (IA) y, especialmente, si nos suma o nos resta como seres humanos profesionales de cualquier sector. Hablaremos de autoridad, de decisiones, de responsabilidades, de éxitos o fracasos, de excusas, de atrofias y de desarrollo y, sobre todo, hablaremos de dependencias que, como todas ellas, nos pueden debilitar y hacer olvidar todo nuestro potencial. Y también descubriremos una solución de interacción para que nuestra relación con la IA nos ayude a optimizar nuestras capacidades, definiremos la jerarquía ideal en la que cada elemento (humano y artificial) deberían posicionarse para trabajar de manera creativa y constructiva y, en definitiva, para que esta herramienta nos permita seguir avanzando en nuestro instinto innato de evolución.

Cada día es más frecuente desarrollar tareas en un plano de colaboración y paridad de roles, sin que haya una jerarquía que pueda imponer decisiones. Acuerdos, colaboraciones, proyectos conjuntos en los que se implican varios equipos de la misma organización, emprendimientos entre socios al mismo nivel… son algunos ejemplos de acciones exentas de un líder claro que se responsabilice, que de una determinada dirección o que tenga la capacidad indiscutible de decidir. Y esa supuesta igualdad colaborativa no siempre supone alcanzar grandes niveles de excelencia en lo que se pretende conseguir. Suele ser todo lo contrario, de manera que la frustración, la lucha de egos, los estados aparentes y una productividad muy por debajo del potencial de los implicados suele ser lo habitual. En este Encuentro, abordaremos esta peligrosa trampa de la transversalidad, sus máscaras para evitar que no se perciba el riesgo que conlleva y, también , las herramientas para multiplicar las posibilidades de optimizar el rendimiento futuro ante estas experiencias.

Tras el primer Encuentro dedicado a abordar las posibles posiciones desde las que atacar a nuestros retos, ha surgido entre los suscriptores un gran interés por seguir explorando este interesante aspecto de nuestro potencial. Cuando observamos la postura corporal, así como la expresión facial, de una persona ante sus desafíos, podremos observar cómo se posiciona para enfrentarlos. Y de eso va esta interacción: de cuál es nuestra posición integral de partida cuando vamos a por ello. Roles profesionales encarnados, valores, drives, creencias más o menos limitantes, entorno que nos acompaña, edad y experiencias, personas inspiradoras o referenciales…Hablamos de los diferentes elementos que condicionan y configuran ese posicionamiento antes de que suene el pistoletazo de salida y que, sin duda, pre-definen el resultado final.

Hay innumerables “maneras” de enfrentar nuestros retos. Podríamos hablar de actitudes, estrategias, herramientas, perspectivas y un muy largo etcétera. Nicolás es un magnífico recepcionista de hotel, siempre dispuesto a facilitarnos y enriquecernos la experiencia de alojarnos en el maravilloso hotel en el que trabaja. Elisa es la responsable de organizar cada día las rutas de una empresa de transporte, dando juego a cada uno de los profesionales que hacen las entregas a los clientes. Nicolás y Elisa constituyen dos maneras muy distintas de vivir su faceta profesional y ellos son los que nos servirán para abordar dos enfoques que lo cambian todo. La pregunta de salida para nuestro Encuentro es: ¿Cómo vas a por tus retos: ”repartiendo juego” o “defendiendo tu Recepción”? Durante el Encuentro, exploraremos las tendencias que cada persona tiene instaladas y veremos cómo, en ocasiones, la sistemáticamente utilizada no es la más productiva. También aprenderemos a identificar cuándo utilizar cada una de las dos.

Un libro, un post, un artículo de un periódico, una opinión, una conferencia, un podcast de un exitoso emprendedor… Tenemos a nuestra disposición innumerables entradas de conocimiento, procedentes de idénticas ventanas de contenido. De entrada, esto podría parecer maravilloso, pero lo cierto es que tener las ventanas abiertas 24/7 requieren de un sistema muy bien estructurado para que todo ese conocimiento sume a nuestro potencial. Por el contrario, si no hemos trabajado en configurar el sistema operativo con el que accedemos, asimilamos y archivamos esas cantidades ingentes de entradas, podemos estar perdiendo nitidez en nuestro personal GPS de navegación. Especial consideración requieren ese tipo de personas altamente variables, a las que les encanta la novedad, la exploración y las rutinas les provocan alergias. La entrada ingente de conocimiento les puede conducir a un estado de ansiedad importante, al tener cada día menos cosas claras para decidir y actuar. En este Encuentro, abordaremos las configuraciones que necesitamos implementar en nuestro sistema de acceso al conocimiento, para que nos aporte de manera sistemática, en lugar de debilitarnos cada día más.

La conectividad entre diferentes generaciones ha sido, en general, distante y alejada. Durante un tiempo esto ha sido así y era el joven el que, con mayor o menor resistencia, acababa acercándose y adoptando al estilo del senior. Esta tendencia daba mucha seguridad a las generaciones más mayores porque resultaban ser los *influencers* de la sociedad, les gustará o no a los *followers* de los más jóvenes. Sin embargo, una serie de factores sociales, económicos y culturales están poniendo fin a esta fase, de manera que la brecha intergeneracional cada día es más grande y con muy pocas opciones de acercamiento a corto, medio o largo plazo. En definitiva, cada día hay más distancia entre los juniors y los seniors y se confirma que el junior no tiene ninguna intención de acercarse al senior. Las generaciones de más edad sienten como cada día se alejan más de los jóvenes y, en general, esta brecha se vive de manera muy sectaria. Frases como “estos jóvenes de hoy…”, “en mi época…”, “no puedo entender cómo actúan de tal o cual modo” … protagonizan las conversaciones de los más seniors. Durante este Encuentro abordaremos los cambios que nos han llevado a esta brecha intergeneracional, a los motivos por los que los juniors no tienen ninguna intención de acercarse a los seniors y con qué estrategias interactivas podremos activar de nuevo la conectividad intergeneracional.

El ser humano está configurado para no verse la cara. Y dada la perfección de esta “maquinaria”, podríamos abrir diversas teorías acerca de ese matiz con importancia. “Todo el mundo ve lo que aparentas ser, pocos experimentan lo que realmente eres”. Nicolás Maquiavelo Efectivamente, podemos hacer un gran trabajo de exploración personal, profundizando acerca de quién soy. Pero es probable que no tengamos mucha información de lo que proyectamos a los demás; de nuestro propio impacto en el entorno. Y ese gap entre lo que yo soy (¿?) y mi propio impacto en el mundo constituye una ventana con un importante potencial para mi expansión. ¿Sigo esforzándome en mostrarme seguro y no soy consciente de que los demás me perciben como arrogante? Quizás podría utilizar esas energías en otro objetivo y, por tanto, convertirme en una versión más potente y, por tanto, eficiente. Estas observaciones cobran su mayor sentido en el mundo profesional. Las interacciones que desarrollamos en ese marco vienen marcadas y prejuzgadas por mi propio impacto desde el momento menos uno. En el próximo Encuentro mensual con los suscriptores de Interacciones, abordaremos está temática y lo haremos desde diversas cámaras. Especialmente desde la que menos consideramos: la que utilizan los demás para percibirnos, ya que esa imagen es difícil de ver en un espejo o en una selfi.

En este evento vamos a cuestionar al dicho "Trata a los demás como te gustaría que te tratasen a ti". Y a modo de spoiler, vamos a descubrir que ese dicho popular no funciona en la mayoría de las ocasiones. Son muchos los elementos por los que diferenciar a las personas por sus comportamientos y ello genera todo tipo de respuestas en el entorno de cada uno: sinergia como si nos conociésemos toda la vida, indiferencia, repelencia, choques hostiles directamente... Sin embargo, cuando vamos con el piloto automático solo sabemos eso: lo que nos genera el otro y podemos actuar en consecuencia, sin más. Este mecanismo, sin embargo, elimina de nuestro mapa de aliados a un montón de personas que podrían estar de nuestro lado. Vamos a conocer objetivamente una serie de elementos que nos permiten identificar en qué punto de cada eje están las personas con las que nos relacionamos. Un ejemplo muy gráfico es el elemento de la racionalidad/emocionalidad con la que decide una persona. Conocer y entender los motores que nos mueven y por los que nos comportamos de un modo u otro, nos permitirá ampliar el rango de personas con las que relacionarnos de manera fácil y eficiente.

Una entrevista de trabajo, un evento social donde somos bastantes desconocidos, el primer día en una organización profesional, tus primeras palabras cuando te acaban de presentar a alguien… A diferencia de un *aterrizaje* en un lugar inédito, tras el que la imagen nos la creamos solo nosotros en calidad de turistas; cuando se trata de una interacción humana la *fotografía* inicial la crean todos los participantes de la misma. Y esa imagen tiene una enorme repercusión en el potencial de la experiencia que viene a partir de ese momento. En el próximo Encuentro con los suscriptores, abordaremos la preparación y el momento de *tomar tierra* a esos países que, metafóricamente, son cada una de las personas con las que nos relacionamos. También daremos herramientas para actuar cuando el *aterrizaje* es forzoso o imprevisto, sobre todo en el mundo profesional.

Quizás la interacción más compleja sea con la realidad. Especialmente, cuando esta se muestra poco atractiva o directamente hostil. En este tipo de relación, la realidad en cuestión es la que es (admitiendo la dificultad que entraña verla con objetividad), pero hay diversos factores que tienen una influencia trascendental en cómo vamos a vivirla y, por tanto, a gestionarla. Se trata de una interacción en la que las expectativas, la venenosa resignación, una mirada obtusa o unas gafas mal graduadas (a causa de los sesgos o de los ruidos presentes) suelen colocarnos en una posición en la que la, ya de por sí, fea realidad opta por radicalizar su falta de atractivo. En este Encuentro con los suscriptores, vamos a abordar a esos elementos auxiliares con los que observar, analizar, diagnosticar, diseñar una manera inteligente de relacionarnos con ella e implementarla para ir a por su transformación en positivo.

Más del 95% de la sociedad vive en el miedo a no ser suficiente, a no hacer las cosas perfectas, a no ser valorado por los demás o a que se puedan ver sus vulnerabilidades. Este miedo genera tendencias de comportamiento reactivos y, por tanto, muy debilitadoras. Sin embargo, existe otra manera de enfrentar nuestra realidad, especialmente cuando ella es difícil u hostil: hablamos de las actitudes creativas basadas en la confianza, que es la otra cara de la moneda. Miedo a perder o confianza de ganar. En este Encuentro abordaremos las competencias creativas y, por tanto, las fortalezas para liderar en cualquier faceta de nuestra vida. Asimismo, veremos cómo se contraponen las fortalezas con sus debilidades antagonistas. En definitiva, dos ópticas de pensamiento para enfrentar nuestros retos.

Si Louis Vuitton hubiese vendido sus artículos en mercadillos ambulantes o tiendas multimarca y, además, no hubiese transmitido lo que hay detrás de cada uno de sus bolsos insignia, es muy probable que el precio no pudiese ser el que es. Y nos hemos referido al precio, olvidando intencionadamente el concepto de valor, que es algo que no se tiene. Se percibe. En este Encuentro, exploraremos el valor de las cosas, de nuestro trabajo, de las aportaciones que podemos hacer esperando no se sabe qué y que, muchas veces, no se alcanza. Asimismo, abordaremnos la conexión entre el valor de nuestra "producción" y la confianza que podemos tener en nosotros mismos.

En este segundo episodio dedicado a los comportamientos que pueden ser percibidos como tóxicos por la mayoría, exploraremos el impacto que suelen producir los profesionales que son especialmente complacientes con sus jefes o clientes. Sin embargo, esa actitud sumisa ante ellos se convierte en distancia, arrogancia e incluso tiranía ante sus colaboradores o directamente subordinados. En este Encuentro nos sumergiremos en un nuevo tipo de comportamiento tóxico en el mundo profesional y, especialmente, en las claves para la comprensión y gestión de este tipo de actitud. La intención del evento no se limita a dar herramientas a los que deben interactuar en calidad de colaboradores, sino también con los propios autores de esos comportamientos tóxicos y, sin olvidar, a los que reciben los supuestos beneficios de la complacencia enfermiza. Al disponer de una visión en 360 grados podremos entender y reconducir mucho mejor esas conductas que tanto perjudican a los entornos profesionales.

Durante una trayectoria profesional puede plantearse la colaboración puntual con un equipo que no es el nuestro. Bien sea en calidad de experto en una disciplina, bien sea como refuerzo cuantitativo o cualitativo o porque un jefe decide que sería conveniente esa aportación, podemos encontrarnos ante el reto interactivo de aportar nuestro trabajo en un equipo u organización de la que no formamos parte. Normalmente, se enfrenta la experiencia con ilusión, miedo a no estar a la altura, pereza o en la suposición de que todo irá bien y nuestra colaboración tendrá valor y será convenientemente reconocida. Pero esa expectativa puede evitar que tengamos presentes todos los peligros ocultos que comporta el reto...

Son mayoría las personas que entienden que la normalidad es estar tranquilo y en paz. Y, por tanto, no dejan de repetirse que solo quieren estar en ese estado, mientras la realidad no deja de entorpecerles con sus *cositas*: notificaciones de la AEAT, mensajes emergentes tras haber sustituido su tarjeta de crédito, problemas en los sistemas de seguridad de doble factor de autenticación para acceder a sus plataformas de servicio profesional, la caducidad de su permiso de conducir o la llamada de un repartidor que desea adelantar la hora de una entrega prevista... La respuesta emocional de esas interrupciones al estado ordinario de paz y tranquilidad está protagonizada por la frustración por los absurdos recursos que reclaman esos obstáculos tan inoportunos; por la ira que generan esas contrariedades; y por la irascibilidad con la que acaban interactuando las víctimas con su entorno humano. En el próximo Encuentro con los suscriptores, del día 25 de enero a las 19h CEST, abordaremos el fascinante universo de los "previsibles imprevistos", de los *sistemas operativos* incompatibles con su presencia y presentaremos herramientas y otras opciones de configuración de las mentalidades para poder cohabitar con ellos, sin que se vea minimizado el respectivo potencial personal y, sobre todo, el profesional.

Los motivos por los que nos podemos ver obligados a asistir a ciertos eventos son muy variados. Las fechas navideñas son una época en la que es más habitual tener que enfrentar encuentros que nos generan pereza y hasta rechazo. Sin embargo, estas situaciones son muy susceptibles de empeoramiento, dependiendo de cómo gestionemos el propio evento y de los efectos posteriores al posible desastre. En el próximo Encuentro con los suscriptores abordaremos las claves, muchas veces inconscientes, de nuestras posiciones ante los retos sociales que nos generan repelencia. Asimismo, descubriremos herramientas con las que transformar nuestra predisposición negativa en otras, que nos permitan relacionarnos positivamente con ese tipo de eventos.

En el desarrollo de nuestras interacciones con el entorno se suceden las discrepancias en la manera de pensar, de comunicar, de actuar, etc. Cada una de esas diferencias constituyen un reto para nuestra capacidad de adaptación y, a la vez, una nueva oportunidad para entrenar nuestra versatilidad interactiva. Sin embargo, la adaptación supone un esfuerzo de mayor o menor envergadura y puede comportar cierta acomodación para los que forman nuestros respectivos universos: mientras yo me adapto, el otro no hace nada por la relación (ni por mi). Además, en ocasiones el cambio deseado en el otro puede suponer un avance en el rendimiento profesional, una mejora en la calidad de la interacción o una manera de sentir que los demás también me tienen en consideración. La adaptación es una herramienta muy poderosa en nuestra consistencia expansiva, pero promover de manera inteligente el cambio en los demás es otra habilidad que completa el binomio ganador hacia la excelencia de nuestras interacciones. En este nuevo Encuentro con los suscriptores, abordaremos el cambio; la resistencia al mismo; los caminos que habitualmente fracasan en el intento de transformar a los que nos acompañan; y las estrategias inteligentes con las que promover los deseados cambios, en las personas que constituyen nuestro singular universo.

Al explorar el delicado mundo de las expectativas y de los riesgos que suelen comportar, nos planteamos otras estrategias que sean capaces de movilizar y motivar a nuestros recursos (energía, inversión, conocimientos, etc.). Algunos de estos motores son obligatorios, como pueden ser las obligaciones profesionales, sin que nos planteemos demasiadas reflexiones para ejecutarlas. Pero si atendemos a las inquietudes que podemos tener a lo largo de nuestra vida, puede resultar trascendental estructurarlas en torno a un concepto que nos genere estabilidad y plenitud sostenible. La cultura de moverse por **objetivos** es muy habitual, pero puede tener (y tiene) efectos secundarios. Un ejemplo de ello son los deportistas olímpicos, que se enfrentan al abismo del vacío cuando finalizan sus trayectorias. Simplemente ya no hay objetivos y, por tanto, todo se desmorona. Resulta, por tanto, muy interesante buscar una estructura que nos facilite el desarrollo profesional de manera sostenible, estable y con altas dosis de plenitud y no tantas de picos de dopamina, con las correspondientes bajadas tras el logro de los objetivos conseguidos. Cuando tenemos un centro que nos ayude a navegar a lo largo de nuestras trayectorias, todo es más consistente y, por tanto, menos volátil, disperso y tormentoso. En el próximo Encuentro, abordaremos a la **intención** como estrategia para gestionar a nuestras inquietudes y a nuestros recursos, de manera estable y sostenible.

A diferencia de la manguera, en las que la fuerza que soporta el material con la que está fabricada viene definido de serie, las personas tenemos una capacidad para soportar niveles variables de presión. Imprevistos previsibles como una avería en nuestro vehículo, cuando nos dirigimos a un evento importante; soportar expectativas externas relativas a nuestro rendimiento esperado; una competición deportiva; enfrentar unas oposiciones; cargar con una importancia que nos dimos demasiado pronto y que ahora hay que arrastrar; ver caer la cotización de nuestros activos financieros; descubrir en un breve espacio de tiempo, que nuestro equipo ha cometido varios errores importantes; leer que nuestro producto acaba de quedar amenazado por una innovación que lo va a barrer del mercado, etc. son algunos ejemplos de generadores de presión. El nivel de cada input y el número de ellos que coinciden en el tiempo definen objetivamente la presión a la que nos enfrentamos. Sin embargo, hay mucho por hacer, como veremos en este nuevo Encuentro con los suscriptores, para aumentar el nivel de la presión tolerada. Y no es casualidad que los líderes más potentes, sean profesionales que son capaces de soportar y por tanto, de interactuar con altos niveles de presión, sin que les suba demasiado el pulso, ni el cortisol.

La toxicidad es una característica que algunas personas atribuyen a a otras. En algunos supuestos, puede haber una práctica unanimidad a la hora de calificar a alguien como tóxico. Tras leer esta introducción, podemos empezar a pensar que la toxicidad del otro depende de mis propios factores internos, que me hacen percibirlo de manera muy negativa. No se trata de veranear con esas personas que nos resultan repelentes, pero sí de buscar en qué puntos me pueden aportar expansión y un mayor rango de consistencia. En este Encuentro nos adentraremos en el mundo de la toxicidad y, en particular, con aquellas personas que no quieren saber nada de la responsabilidad y que, por ello, sacan de sus casillas a los que sí que se responsabilizan de mucho.

Cada día aumenta la cantidad de potencial información a la que podemos acceder. Y, con ella, surgen temas de conversación en los que podemos sentir que es urgente y necesario tener nuestra propia opinión. Cuando formamos parte de un equipo profesional y se plantea un tema, cada uno de los miembros siente la necesidad de disponer de una opinión: la nuestra que, además, hay que defender ante los demás. La inercia que nos genera la ejecución de la app "ten opinión siempre", nos lleva a crearlas de todo aquello que percibamos como relevante: política, criptomonedas, vehículo de renting o en propiedad, etc. En este Encuentro, abordaremos en detalle a la opinión: su construcción, los efectos de tenerla, la relación que podemos tener con ella, otras alternativas (en ocasiones) más valiosas...

La relación que tenemos con las expectativas que hemos visualizado, suponen un aspecto trascendental en el desarrollo de nuestro potencial. Las expectativas que otros nos han colocado sobre nuestros hombros también condicionan, y mucho, nuestra trayectoria en cualquier disciplina. Los futuros resultados de nuestras inversiones, la valoración y el reconocimiento profesional, los logros deportivos, el acceso a deseadas posiciones en el mundo laboral o conseguir cierto número de seguidores en RRSS son solo algunos ejemplos del enorme peso que tienen estas delicadas esperanzas. En este Encuentro exploraremos en detalle la creación de las expectativas, los efectos emocionales que pueden generar, su potencial positivo y (también) negativo en cuanto a nuestra trayectoria y el descubrimiento de otros sustitutos, cuyo uso solo aportan fortalezas.

Invertir en criptomonedas o en cualquier otro tipo de valor que no te puedes perder, poder conocer a alguien muy interesante justo el día en el que no puedes asistir al evento en el que estará, acceder a entradas para un concierto (de Coldplay), llegar a tiempo para comprar la última unidad de tu smartphone favorito a un precio muy rebajado, contratar al mejor experto en lo que buscas, ser fichado por la empresa más potente de tu sector, perderte una prueba deportiva para la que llevas mucho tiempo entrenando,... Son muchos los ejemplos que nos pueden activar el miedo a perderme una oportunidad, que vivimos ansiosamente como única e irrepetible. En un mundo donde los estímulos cada día son mas constantes e inmediatos, disponer de herramientas con las que minimizar este miedo es una de las fortalezas más poderosas para ser consistentes, expandirnos y alcanzar nuestros propósitos, En este Encuentro, exploraremos en profundidad este síndrome, aprendiendo a ser conscientes de él, identificando todo lo que me puede debilitar y, por supuesto, accediendo a herramientas con las que neutralizarlo.

"Te pasa algo? Pareces enfadado. No. No me pasa nada. Son cosas tuyas. Ah! Vale, pero no se yo.... Yo creo que estás distante, pero bueno..." Una relación tiene una identidad propia e independiente a la de sus componentes. Y como todo ser vivo, a lo largo de su camino va a tener un estado variante de salud que conviene conocer y aprender a diagnosticar. En este Encuentro con los suscriptores, abordaremos cuales son los diferentes estados por los que puede atravesar cualquier relación, aprenderemos a identificarlos y descubriremos lo que podemos hacer por ella (la relación) en cada momento. Con las herramientas que se facilitarán durante el Encuentro, podremos prolongar la duración de cualquier relación, así como la calidad de la experiencia.

Disponemos de un potencial limitado, que suele estar muy debilitado por la mala relación que se tiene con decir que no en cualquier área de nuestras vidas. Ya sea porque la mera idea produce bloqueo o porque se dice que no con efectos destructivos, aprender a decir que no y resolver todos los ruidos que puede generar el hacerlo, supone un aumento directo en la energía disponible para expandirnos y acercarnos a nuestros objetivos.

Una de las apps más descargadas por los sistemas operativos humanos es “de esto no se habla”. Con ella, las personas saben que hay algo que está haciendo mucho daño a la relación, equipo u organización, pero no es conveniente enfrentarlo. Cuando nos hemos descargado esa app, tampoco queremos ir a por ciertos temas nuestros que conviene ignorar. El inicio de la descarga se produjo la primera vez que algún adulto cercano nos dijo “eso no se dice”, “de eso no se habla”…Y hasta hoy. Desinstalar esta app y sustituirla por otra que nos permita seleccionar los temas, los momentos y las herramientas para poder enfrentar esos temas intocables, es la intención de este nuevo Encuentro con los suscriptores.

Disponemos de un potencial limitado, que suele estar muy debilitado por la mala relación que se tiene con decir que no en cualquier área de nuestras vidas. Ya sea porque la mera idea produce bloqueo o porque se dice que no con efectos destructivos, aprender a decir que no y resolver todos los ruidos que puede generar el hacerlo, supone un aumento directo en la energía disponible para expandirnos y acercarnos a nuestros objetivos.